
El primer reto a enfrentar: Elegir un aroma.
Te preguntaras "¿Pero cual es el problema con el aroma? a mi me gusta fresas". Bueno, a mi me gusta el olor de manzanilla, pero la cosa se complica cuando arrancan los neo-olores: flores silvestres, pino invernal, Ola Pacífica, frutas cítricas, Melón Extremo (Que no se acerca al melón). Muchos de esos olores no se diferencian del viejo y conocido olor a jabón. Asi pués ya no solo hay un olor para cada gusto, sino que tenemos que crear gustos para los nuevos olores.
Segundo reto: Tipo de cabello.
Antes pedías shampoo. Luego pedías shampoo para cabello seco, cuando solo habían tres tipo de cabello: seco, normal, graso. Pero ¿ahora?, Ahora tenemos, normal a seco, seco a graso, graso a normal, normal a no tan seco pero si con las puntas rotas. La vaina es ridícula. Puntas partidas, sin partir, para cabello teñido sin teñir, con "freeze" (sea lo que sea eso), playero, de montaña.
Tercer reto: Los aditivos.
Además, resulta ser que todo el mundo tiene al menos una condición crónica en el cuero cabelludo: Seborrea, caspa, piojos. No solo eso, si no que además, uno no puede lavarse el cabello sin acondicionarlo, acción en la cual uno parece agregarle mas grasa de la ya dejada por el shampoo (tengo entendido que esto es especialmente cierto si eres de cabello graso).
Todo esto sin contar el centenar de marcas metiéndote su publicidad por los ojos (gracias, algunas chicas son bellas) y usando todo tipo de frases comerciales: "Ahora con selenio", "Único con vitaminas de la A a la Z", "Triclorosas plus"
Dios! yo todo lo que quiero es un shampoo que tenga olor a manzanilla.